El joven Jacobo de tan solo 15 años de edad había sido el tonto útil para quitarle el trono a su padre y comentan las malas lenguas que llevaba un cinturón de hierro fundido al rededor de su cintura como penitencia por tal acto.
Jacobo fue un rey del Renacimiento que hablaba varios idiomas, incluido el gaélico, el inglés y el francés, y estaba interesado en las artes y el aprendizaje.
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